sábado, 12 de noviembre de 2016

Mark Girland. El espía free-lance de James Hadley Chase (2ª parte)


Al comienzo de Have This One on Me (1967), John Dorey se reúne en un restaurante de París con un exportador que trabaja para él como enviado en Praga. Tras una exquisita y suculenta comida, los dos hombres discuten tranquilamente acerca de la información que el exportador ha traído consigo, y Dorey, sin inmutarse, decide el asesinato de Alec Worthington, uno de sus agentes destinados en la ciudad checa, el cual está a punto de ser descubierto por el KGB y podría revelar la identidad de otros agentes si es sometido a tortura. En esta escena, que puede recordar vagamente a otra de El factor humano (The Human Factor, 1978), de Graham Greene (1), el jefe de estación de la CIA se muestra más inhumano y maquiavélico que en las dos novelas anteriores. En cierto modo, va a ser a partir de aquí donde los métodos de ambos bandos se equiparen de manera más clara, poniendo Chase más énfasis en las zonas grises y en las ambigüedades inherentes al mundo del espionaje.
Aparte de ordenar la eliminación de Worthington, a Dorey se le hace necesario reemplazarlo, y es consciente de que en esos momentos los rusos se mostrarán susceptibles y alertas ante la llegada de cualquier norteamericano. El ruso a cargo de la seguridad en Praga no es otro sino Malik, y Dorey ya conoce de sobra su infalibilidad. Para ser capaz de colocar a su hombre en posición sin levantar sospechas, Dorey planea levantar ante Malik una cortina de humo. Y dicha cortina de humo la representará Mark Girland, que acaba de regresar de Hong-Kong, y por quien Dorey almacena cierto rencor, después de que, al final de Trato hecho (You Have Yourself a Deal, 1966), Girland le engañara quedándose con 20.000 dólares de la CIA. Así pues, Dorey organiza toda una farsa con el fin de atraer a Girland a Praga y de asegurarse de que, una vez allí, Malik lo cogerá en posesión de un material comprometedor que lo señale como agente encubierto, dejando a los rusos convencidos de que Girland es el sustituto de Worthington mientras el auténtico agente consigue instalarse en la ciudad, libre de sospecha.
Por supuesto, las cosas no saldrán como Dorey esperaba, y Girland terminará uniéndose a Worthington y a la bella cantante de night-club Mala Reid, otro de los agentes que trabajaban para la CIA en Praga. Los tres lucharán por salvar sus vidas y salir del país, ayudados por una pareja de granjeros.
De trama menos complicada que Trato hecho, Have This One on Me se acerca en su último tercio al relato de hazañas bélicas, con los protagonistas huyendo de las fuerzas militares desplegadas por los rusos para atraparlos y tratando de cruzar la frontera a través de los túneles de una vieja mina abandonada, en un largo tour de force donde Chase vuelve a demostrar su absoluto control a la hora de ir incrementando la tensión durante un buen número de páginas sin perder fuelle en ningún momento. De los cuatro libros, Have This One on Me es el que tiene un climax más emocionante. Y también uno de los anti-climax más significativos de cara a la evolución de la línea argumental desarrollada a lo largo de la tetralogía.
Al final de la novela, Girland tiene la oportunidad de acabar con Malik, pero decide perdonarle la vida, lo que deja al ruso sumamente sorprendido. Girland se lo explica de la siguiente manera: “Te tomas el trabajo demasiado en serio. Solo porque fueses a matarme no significa que tenga que matarte yo a ti, ¿verdad?”. Antes le ha dicho: “Como yo, haces un trabajo, y como yo, eres un idiota por hacerlo” (Trad. del A.). Girland considera que la única diferencia entre ambos es la de hallarse en el lado erróneo del telón, dando por sentado que no existe ningún lado que no lo sea. Son profesionales que desempeñan una tarea sucia y, como él asegura, de vez en cuando pueden olvidarse de los hombrecillos apestosos que manejan los hilos desde arriba. Si Malik al final del libro anterior le dijo que la próxima vez que lo viera lo mataría, ahora le promete que la próxima vez que se encuentren lo invitará a un trago.
Ya se señaló, en la primera parte de este artículo, que Malik es, de entre todos los personajes del ciclo, el que más claramente presenta un arco evolutivo. Se nos muestra como un asesino frío, despiadado y sin un gramo de humanidad, en Va en serio (This is for Real, 1965), comienza a revelar las dudas internas que trata de apartar de su mente en Trato hecho, y termina superando sus rencores personales y aprendiendo del ejemplo de Girland en Have This One on Me. Este proceso culminará, cuando, para sorpresa del lector, se ponga temporalmente del lado de Girland, para ayudarlo a salir del atolladero en el que se ha metido, en El olor del dinero (The Whiff of Money, 1969).
La última novela protagonizada por Mark Girland, es en ciertos aspectos la más original e interesante del cuarteto. Henry Sherman, un candidato ultraconservador a la presidencia de Estados Unidos, viaja de incógnito a París para pedir un favor a John Dorey, con quien siempre ha mantenido una buena amistad desde los tiempos en que ambos estudiaban juntos en Yale. Sherman es uno de los hombres más ricos y poderosos de Norteamérica. Más un empresario de éxito que un político. Incluso Dorey lo considera demasiado radical en su anti-comunismo, aunque le es leal y se siente en deuda con él por haberlo apoyado en su carrera dentro de la CIA. Sherman explica a Dorey que su hija Gillian, una rebelde díscola con la que apenas mantiene relación y que se supone anda por París, ha aparecido en un film pornográfico. El film le ha sido enviado por correo, junto con una nota en la que se le advierte que otras tres copias serán distribuidas a no ser que se retire de la carrera presidencial.
Dorey sabe que no puede usar los recursos de la agencia para ayudar a Sherman, pues muchos de sus agentes no comparten la ideología del candidato y terminarían filtrando la historia. Así que propone llevar el asunto extraoficialmente encargándoselo a Mark Girland. En un principio, este no está interesado en volver a trabajar para Dorey, pero acepta ante los 20.000 dólares que le ofrece el candidato.
Por su parte, los rusos han detectado a Sherman saliendo del aeropuerto de Orly. Y al saber de su reunión con Dorey, deciden poner a investigar a Malik, quien había sido degradado tras su fracaso en Have This One on Me y ahora desempeña labores de oficina bajo las órdenes de Kovski, a quien odia profundamente.
Girland descubre pronto que la película pornográfica ha sido realizada por un sujeto llamado Pierre Rosnold, que forma parte de un grupo izquierdista radical contrario a la guerra de Viet-Nam autodenominado Ban War. Tanto el pornógrafo como Gillian, la hija de Sherman, han ido a ocultarse a Garmisch, en Alemania.
Hernry Sherman, mientras tanto, se dispone a regresar a Estados Unidos. En el aeropuerto se cruza con Radnitz, el malvado potentado que ya apareciera en Va en serio (2). Radnitz ha invertido mucho en la campaña de Sherman. De hecho, este nunca habría sido nominado sin el respaldo de su poder e influencia. Cuando el candidato confiesa lo que sucede, Radnitz le dice que su hija debe ser asesinada. Opina que Sherman no será capaz de controlarla aunque salve la situación momentáneamente, y que Gillian, tarde o temprano, terminará arruinando su campaña. Propone, pues, hacer desaparecer a la chica y al pornógrafo fingiendo un accidente.
Sherman no quiere ni oír hablar de ello al principio, pero termina aceptando la propuesta de Radnitz como única opción. Y aunque aún se resiste a dar luz verde al asunto cuando llega a su casa, tras hablarlo con su esposa será esta quien se haga cargo de la situación y llame a Radnitz para decirle donde se halla Gillian. De este modo, Chase nos presenta al candidato como alguien que no quiere asumir el tener que tomar decisiones difíciles y prefiere delegar siempre la responsabilidad en otros.
Cuando Mark Girland llega a Garmisch para buscar a Gillian, los rusos ya le están siguiendo la pista. Girland termina localizando a la chica y a Rosnold en un hotel, y antes de que estos descubran sus auténticas intenciones, los tres son invitados a la mansión del conde Hans Von Goltz. Allí, pronto se descubre que el conde no es otro sino el sobrino de Radnitz, y que la invitación ha sido una trampa de la que ya no pueden escapar, ya que la mansión se encuentra aislada y bajo constante vigilancia. Permanecerán encerrados en ella hasta que Rosnold se haga enviar desde París las tres copias de la película.
Durante el cautiverio, Mark Girland tiene la oportunidad de conocer mejor a la hija del candidato y de descubrir sus motivaciones. Gillian se había prestado voluntariamente a participar en el chantaje, esperando por todos los medios impedir que su padre llegara a la presidencia. Lo considera responsable del desastre en que se ha convertido su vida y sabe que no está capacitado para ocupar el cargo.
Para sorpresa de Girland, Malik aparece inesperadamente con la intención ayudarlos a escapar. El ruso ayuda a Girland porque le debe una, y también como un medio de traicionar a su superior, dejándolo en mal lugar, y de recuperar su antiguo cargo como agente activo. Malik reconoce a Girland que por fin está siguiendo su ejemplo, al pensar en sí mismo antes que en su trabajo. Ya no es solo una máquina bien engrasada que cumple órdenes a la perfección. Aunque también le advierte que confía en no encontrarlo de nuevo; ahora ya han quedado en paz, y por lo tanto volverían a ser enemigos.
En cualquier caso, el occidental individualista y el comunista desencantado han luchado hombro con hombro contra los intereses del poderoso multimillonario que aspira a manejar desde las sombras los hilos de la primera potencia mundial. Si alguien quisiese hacer lecturas políticas no lo tendría difícil.
Al final del libro, Girland renuncia a la mitad del dinero que Sherman todavía le debe, devolviendo los films a Gillian en lugar de entregárselos a él. Asegura que no aceptaría más dinero del candidato, ya que “Hay dinero que huele, pero el suyo apesta”. Confía incluso que el retraso ocasionado en su campaña por el asunto del chantaje le haga perder las elecciones y que Gillian haya ganado después de todo.
Tras El olor del dinero, James Hadley Chase publicaría El buitre paciente (The Vulture Is a Patient Bird, 1969), una de sus novelas más conocidas, en la que más que al espionaje se acercaría al relato tradicional de aventuras desde la perspectiva del thriller contemporáneo. A partir de entonces, y hasta su muerte en 1985, seguiría escribiendo principalmente novela negra, el género al cual debía su fama y su éxito comercial. A lo largo de 45 años, Chase habría publicado al morir una media de dos novelas anuales (a veces solo una, a veces hasta cinco), llegando a producir más de noventa trabajos en total. Su condición de autor prolífico, con la irregularidad que ello suele aportar a la calidad de una obra en su conjunto, ha actuado a veces en contra de la valoración que con el paso del tiempo se ha hecho de Chase, a quien muchas veces se ha visto como un mero artesano capaz de elaborar eficaces entretenimientos pero incapaz de mayores logros literarios.
Solo su primer libro No hay orquídeas para Miss Blandish (No Orchids for Miss Blandish, 1939), conserva el estatus de clásico indiscutible del género. Mientras que el resto de su obra, con la excepción quizás de Eva (Eve, 1945), no ha sido generalmente objeto de excesiva atención. Sin embargo, existen muchos títulos en su bibliografía que valdría la pena rescatar del olvido y tomar más en serio.

James Hadley Chase


Notas:

(1) Cabe señalar que James Hadley Chase y Graham Greene fueron buenos amigos. Greene es, además, uno de los autores que se mencionan en Va en serio como parte de la biblioteca que Mark Girland tiene en su apartamento de París, junto con Raymond Chandler (quien acuso a Chase de plagio en una ocasión) y Ernest Hemingway.
(2) Chase había utilizado también a Radnitz el año anterior en una novela no perteneciente al ciclo de Mark Girland, la muy recomendable Presuntamente violento (Believed Violent, 1968).

Enlaces de interés:

James Hadley Chase, El fin de una leyenda. Por Javier Coma. El país, 7-2-1985:
http://elpais.com/diario/1985/02/07/cultura/476578808_850215.html

James Hadley Chase by a fan: 
http://jameshadleychase.free.fr/index2.htm

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