Al comienzo de
Have This One on Me (1967), John
Dorey se reúne en un restaurante de París con un exportador que trabaja para él
como enviado en Praga. Tras una exquisita y suculenta comida, los dos hombres discuten
tranquilamente acerca de la información que el exportador ha traído consigo, y
Dorey, sin inmutarse, decide el asesinato de Alec Worthington, uno de sus
agentes destinados en la ciudad checa, el cual está a punto de ser descubierto
por el KGB y podría revelar la identidad de otros agentes si es sometido a
tortura. En esta escena, que puede recordar vagamente a otra de El factor humano (The Human Factor, 1978), de Graham Greene (1), el jefe de estación
de la CIA se muestra más inhumano y maquiavélico que en las dos novelas
anteriores. En cierto modo, va a ser a partir de aquí donde los métodos de
ambos bandos se equiparen de manera más clara, poniendo Chase más énfasis en las
zonas grises y en las ambigüedades inherentes al mundo del espionaje.
Aparte de
ordenar la eliminación de Worthington, a Dorey se le hace necesario
reemplazarlo, y es consciente de que en esos momentos los rusos se mostrarán
susceptibles y alertas ante la llegada de cualquier norteamericano. El ruso a
cargo de la seguridad en Praga no es otro sino Malik, y Dorey ya conoce de
sobra su infalibilidad. Para ser capaz de colocar a su hombre en posición sin
levantar sospechas, Dorey planea levantar ante Malik una cortina de humo. Y
dicha cortina de humo la representará Mark Girland, que acaba de regresar de
Hong-Kong, y por quien Dorey almacena cierto rencor, después de que, al final
de Trato hecho (You Have Yourself a Deal, 1966), Girland le engañara quedándose con
20.000 dólares de la CIA. Así pues, Dorey organiza toda una farsa con el fin de
atraer a Girland a Praga y de asegurarse de que, una vez allí, Malik lo cogerá
en posesión de un material comprometedor que lo señale como agente encubierto,
dejando a los rusos convencidos de que Girland es el sustituto de Worthington
mientras el auténtico agente consigue instalarse en la ciudad, libre de
sospecha.
Por supuesto,
las cosas no saldrán como Dorey esperaba, y Girland terminará uniéndose a
Worthington y a la bella cantante de night-club Mala Reid, otro de los agentes
que trabajaban para la CIA en Praga. Los tres lucharán por salvar sus vidas y
salir del país, ayudados por una pareja de granjeros.
De
trama menos complicada que Trato hecho,
Have This One on Me se acerca en su
último tercio al relato de hazañas bélicas, con los protagonistas huyendo de
las fuerzas militares desplegadas por los rusos para atraparlos y tratando de
cruzar la frontera a través de los túneles de una vieja mina abandonada, en un
largo tour de force donde Chase
vuelve a demostrar su absoluto control a la hora de ir incrementando la tensión
durante un buen número de páginas sin perder fuelle en ningún momento. De los
cuatro libros, Have This One on Me es
el que tiene un climax más emocionante. Y también uno de los anti-climax más
significativos de cara a la evolución de la línea argumental desarrollada a lo
largo de la tetralogía.
Al
final de la novela, Girland tiene la oportunidad de acabar con Malik, pero
decide perdonarle la vida, lo que deja al ruso sumamente sorprendido. Girland
se lo explica de la siguiente manera: “Te tomas el trabajo demasiado en serio.
Solo porque fueses a matarme no significa que tenga que matarte yo a ti,
¿verdad?”. Antes le ha dicho: “Como yo, haces un trabajo, y como yo, eres un
idiota por hacerlo” (Trad. del A.). Girland considera que la única diferencia
entre ambos es la de hallarse en el lado erróneo del telón, dando por sentado
que no existe ningún lado que no lo sea. Son profesionales que desempeñan una
tarea sucia y, como él asegura, de vez en cuando pueden olvidarse de los
hombrecillos apestosos que manejan los hilos desde arriba. Si Malik al final
del libro anterior le dijo que la próxima vez que lo viera lo mataría, ahora le
promete que la próxima vez que se encuentren lo invitará a un trago.
Ya
se señaló, en la primera parte de este artículo, que Malik es, de entre todos
los personajes del ciclo, el que más claramente presenta un arco evolutivo. Se
nos muestra como un asesino frío, despiadado y sin un gramo de humanidad, en Va en serio (This is for Real, 1965), comienza a revelar las dudas internas que
trata de apartar de su mente en Trato
hecho, y termina superando sus rencores personales y aprendiendo del
ejemplo de Girland en Have This One on Me.
Este proceso culminará, cuando, para sorpresa del lector, se ponga
temporalmente del lado de Girland, para ayudarlo a salir del atolladero en el
que se ha metido, en El olor del dinero
(The Whiff of Money, 1969).
La
última novela protagonizada por Mark Girland, es en ciertos aspectos la más
original e interesante del cuarteto. Henry Sherman, un candidato
ultraconservador a la presidencia de Estados Unidos, viaja de incógnito a París
para pedir un favor a John Dorey, con quien siempre ha mantenido una buena
amistad desde los tiempos en que ambos estudiaban juntos en Yale. Sherman es
uno de los hombres más ricos y poderosos de Norteamérica. Más un empresario de
éxito que un político. Incluso Dorey lo considera demasiado radical en su
anti-comunismo, aunque le es leal y se siente en deuda con él por haberlo
apoyado en su carrera dentro de la CIA. Sherman explica a Dorey que su hija
Gillian, una rebelde díscola con la que apenas mantiene relación y que se
supone anda por París, ha aparecido en un film pornográfico. El film le ha sido
enviado por correo, junto con una nota en la que se le advierte que otras tres
copias serán distribuidas a no ser que se retire de la carrera presidencial.
Dorey
sabe que no puede usar los recursos de la agencia para ayudar a Sherman, pues
muchos de sus agentes no comparten la ideología del candidato y terminarían
filtrando la historia. Así que propone llevar el asunto extraoficialmente
encargándoselo a Mark Girland. En un principio, este no está interesado en
volver a trabajar para Dorey, pero acepta ante los 20.000 dólares que le ofrece
el candidato.
Por
su parte, los rusos han detectado a Sherman saliendo del aeropuerto de Orly. Y
al saber de su reunión con Dorey, deciden poner a investigar a Malik, quien
había sido degradado tras su fracaso en Have
This One on Me y ahora desempeña labores de oficina bajo las órdenes de
Kovski, a quien odia profundamente.
Girland
descubre pronto que la película pornográfica ha sido realizada por un sujeto
llamado Pierre Rosnold, que forma parte de un grupo izquierdista radical
contrario a la guerra de Viet-Nam autodenominado Ban War. Tanto el pornógrafo
como Gillian, la hija de Sherman, han ido a ocultarse a Garmisch, en Alemania.
Hernry
Sherman, mientras tanto, se dispone a regresar a Estados Unidos. En el aeropuerto
se cruza con Radnitz, el malvado potentado que ya apareciera en Va en serio (2). Radnitz ha invertido
mucho en la campaña de Sherman. De hecho, este nunca habría sido nominado sin
el respaldo de su poder e influencia. Cuando el candidato confiesa lo que
sucede, Radnitz le dice que su hija debe ser asesinada. Opina que Sherman no
será capaz de controlarla aunque salve la situación momentáneamente, y que
Gillian, tarde o temprano, terminará arruinando su campaña. Propone, pues,
hacer desaparecer a la chica y al pornógrafo fingiendo un accidente.
Sherman
no quiere ni oír hablar de ello al principio, pero termina aceptando la
propuesta de Radnitz como única opción. Y aunque aún se resiste a dar luz verde
al asunto cuando llega a su casa, tras hablarlo con su esposa será esta quien
se haga cargo de la situación y llame a Radnitz para decirle donde se halla
Gillian. De este modo, Chase nos presenta al candidato como alguien que no
quiere asumir el tener que tomar decisiones difíciles y prefiere delegar
siempre la responsabilidad en otros.
Cuando
Mark Girland llega a Garmisch para buscar a Gillian, los rusos ya le están
siguiendo la pista. Girland termina localizando a la chica y a Rosnold en un
hotel, y antes de que estos descubran sus auténticas intenciones, los tres son
invitados a la mansión del conde Hans Von Goltz. Allí, pronto se descubre que
el conde no es otro sino el sobrino de Radnitz, y que la invitación ha sido una
trampa de la que ya no pueden escapar, ya que la mansión se encuentra aislada y
bajo constante vigilancia. Permanecerán encerrados en ella hasta que Rosnold se
haga enviar desde París las tres copias de la película.
Durante
el cautiverio, Mark Girland tiene la oportunidad de conocer mejor a la hija del
candidato y de descubrir sus motivaciones. Gillian se había prestado
voluntariamente a participar en el chantaje, esperando por todos los medios
impedir que su padre llegara a la presidencia. Lo considera responsable del
desastre en que se ha convertido su vida y sabe que no está capacitado para
ocupar el cargo.
Para
sorpresa de Girland, Malik aparece inesperadamente con la intención ayudarlos a
escapar. El ruso ayuda a Girland porque le debe una, y también como un medio de
traicionar a su superior, dejándolo en mal lugar, y de recuperar su antiguo
cargo como agente activo. Malik reconoce a Girland que por fin está siguiendo
su ejemplo, al pensar en sí mismo antes que en su trabajo. Ya no es solo una
máquina bien engrasada que cumple órdenes a la perfección. Aunque también le
advierte que confía en no encontrarlo de nuevo; ahora ya han quedado en paz, y
por lo tanto volverían a ser enemigos.
En
cualquier caso, el occidental individualista y el comunista desencantado han
luchado hombro con hombro contra los intereses del poderoso multimillonario que
aspira a manejar desde las sombras los hilos de la primera potencia mundial. Si
alguien quisiese hacer lecturas políticas no lo tendría difícil.
Al
final del libro, Girland renuncia a la mitad del dinero que Sherman todavía le
debe, devolviendo los films a Gillian en lugar de entregárselos a él. Asegura
que no aceptaría más dinero del candidato, ya que “Hay dinero que huele, pero
el suyo apesta”. Confía incluso que el retraso ocasionado en su campaña por el asunto
del chantaje le haga perder las elecciones y que Gillian haya ganado después de
todo.
Tras
El olor del dinero, James Hadley
Chase publicaría El buitre paciente (The Vulture Is a Patient Bird, 1969),
una de sus novelas más conocidas, en la que más que al espionaje se acercaría al
relato tradicional de aventuras desde la perspectiva del thriller contemporáneo. A partir de entonces, y hasta su muerte en
1985, seguiría escribiendo principalmente novela negra, el género al cual debía
su fama y su éxito comercial. A lo largo de 45 años, Chase habría publicado al
morir una media de dos novelas anuales (a veces solo una, a veces hasta cinco),
llegando a producir más de noventa trabajos en total. Su condición de autor prolífico,
con la irregularidad que ello suele aportar a la calidad de una obra en su
conjunto, ha actuado a veces en contra de la valoración que con el paso del
tiempo se ha hecho de Chase, a quien muchas veces se ha visto como un mero
artesano capaz de elaborar eficaces entretenimientos pero incapaz de mayores
logros literarios.
Solo
su primer libro No hay orquídeas para
Miss Blandish (No Orchids for Miss
Blandish, 1939), conserva el estatus de clásico indiscutible del género. Mientras
que el resto de su obra, con la excepción quizás de Eva (Eve, 1945), no ha
sido generalmente objeto de excesiva atención. Sin embargo, existen muchos títulos
en su bibliografía que valdría la pena rescatar del olvido y tomar más en
serio.
James Hadley Chase |
Notas:
(1)
Cabe señalar que James Hadley Chase y Graham Greene fueron buenos amigos.
Greene es, además, uno de los autores que se mencionan en Va en serio como parte de la biblioteca que Mark Girland tiene en
su apartamento de París, junto con Raymond Chandler (quien acuso a Chase de
plagio en una ocasión) y Ernest Hemingway.
(2)
Chase había utilizado también a Radnitz el año anterior en una novela no
perteneciente al ciclo de Mark Girland, la muy recomendable Presuntamente violento (Believed Violent, 1968).
Enlaces
de interés:
James
Hadley Chase, El fin de una leyenda. Por Javier Coma. El país, 7-2-1985:
http://elpais.com/diario/1985/02/07/cultura/476578808_850215.html
James Hadley Chase by a fan:
http://jameshadleychase.free.fr/index2.htm
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